Sígueme

Siguenos en Facebook

Sígueme

lunes, 23 de septiembre de 2013

Entrevista: Germán Torres

“El actor lo único que necesita es un poco de aplausos y un proyecto con el que seguir”


PAULA OLVERA-  “El teatro es como mi casa” afirmó rotundamente el actor a poco de comenzar la entrevista. Esta es tan sólo una pequeña demostración del amor que siente hacia su profesión. Este actor barcelonés echa de menos su tierra, aunque Madrid le abrió sus puertas y, como suele pasar, en nuestra ciudad ha encontrado sus amigos y su trabajo. Germán lleva años formándose como actor y trabajando muy duro para vivir de lo que realmente le gusta. Cabe destacar su papel en el musical “La Bella y la Bestia” donde dio vida al entrañable candelabro Lumiére. Asimismo tuvo un papel en la exitosa serie “Amar es para siempre” emitida en Antena 3. De igual manera, hay que destacar su papel en Iván-off. Además de trabajar como actor, Germán también ha participado en una de las primeras series online de nuestro país, “El ataque de los zumbas”. Toda una vida dedicada al arte.

La charla con el actor Germán Torres tuvo lugar una soleada tarde en una terracita del madrileño y castizo barrio de Lavapiés. Nos llevó a un sitio que nos pareció muy inspirador, ni más ni menos que con vistas al Teatro Valle Inclán. El intérprete nos confesó que por ahora tiene trabajo y son varios los proyectos que le ilusionan para los próximos meses. Cabe destacar uno de teatro, "Magia Café", que contará con la colaboración como autora y directora de una dramaturga muy prestigiosa, Paloma Pedrero, así como un proyecto basado en un personaje de Cervantes, en un ingenioso hidalgo, del que poco nos pudo desvelar. 

Durante la entrevista Germán nos comentó que el Periodismo es como la carrera de actor, de pura vocación, lo que creó una empatía común y un buen ambiente. El actor nos confesó que gracias a las redes sociales y blogs, ha descubierto un mundo periodístico que está fuera de los grandes medios y que es relatado por periodistas de calle. Este tipo de Periodismo es el que nosotras intentamos transmitir, por lo que te aconsejamos que sigas leyendo nuestra charla con una de las revelaciones actorales de los últimos años.
P: ¿En qué momento de tu vida decidiste que querías ser actor?

R: En un momento que era muy jovencito, no era una vocación que me vino siendo muy pequeño, sino que tendría unos 16 años y estaba en un centro cultural de estos que hay en los barrios. Y no tenía otra cosa mejor que hacer que estar allí, decidieron montar una obra de teatro y de golpe conecté con algo que dije “Quiero aprender esto”. Y automáticamente me fui a un centro mayor cultural en el mismo barrio y allí estuve como 6 años. Empecé como actor y acabé dirigiendo la compañía allí.

P: ¿Qué es lo primero en lo que piensa uno cuando recibe el Premio de la Unión de Actores?

R: Piensas que son muchos años trabajando en la soledad, que tienes el apoyo de todos tus compañeros y te hace confiar otra vez en que el camino que estás llevando más o menos es una cosa correcta. Tomas la vocación y tienes altibajos, tienes épocas de éxitos y épocas que estás más o menos en el olvido. Y esto lo que te hace un poco es que te da un soplo de aire fresco al corazón y te ayuda a asumir los tiempos duros que nos vienen ahora.


P: Recibiste este galardón gracias a tu papel en la obra de Chéjov "Ivan-Off y ahora vas a volver a repetir con la obra "El jardín de los cerezos" (que se va a llamar "El huerto de guindos"). ¿Cómo estás preparando este trabajo?

R: Curiosamente es el título que Chéjov le dio en un principio, lo que pasa es que no era muy comercial el título y lo cambió por "El jardín de los cerezos”. Hemos empezado con las lecturas ahora. Hemos hecho la primera lectura con el director, Raúl Tejón, que era Ivan-Off, el actor. Estamos muy contentos de ver todo el reparto, porque hasta ahora no nos hacíamos físicamente cómo éramos cada uno. Nos lo hemos pasado muy bien leyendo. Yo creo que hemos entrado muy bien en la adaptación que ha hecho Raúl y nos damos cuenta que es un texto en el que parece que no pasa nada, porque Chéjov empieza con “Ivan-Off” que es un texto muy cañero y en este que es el último parece que no pasa nada, pero por debajo los personajes tienen una corriente que es realmente aterradora. Están en apariencia continua en la vida, pero por dentro hay un desamor, hay una ruina económica, estamos viviendo tiempos muy parecidos, tampoco es que estemos inventando nada, ya Chéjov habla de este tipo de cosas. Lo estamos afrontando, bueno, hemos hecho la primera lectura, ahora estamos haciendo trabajos individuales con el director para hacer un poco de lectura y en octubre empezamos los ensayos.

P: ¿Cómo estás preparando tu papel?

R: Hay que mirar un poco en la mochila de uno, porque este tipo de vivencias solo las puedes saber si las has vivido. Puedes utilizar la imaginación, pero ¿cómo puedes plasmar la soledad si tú mismo no la has vivido? Son personajes que requieren un poco de bagaje vivencial. Chéjov plasma personajes que a todos les ha pegado una “hostia” la vida. Nina, por ejemplo. Nina en “La Gaviota” quiere ser actriz, pero viene completamente machacadísima, acaba actuando en pueblos de provincias de mala muerte. Es un poco lo que nos pasa cuando la vida nos sacude. Cómo lo afrontamos. Yo creo que son personajes que sí que requieren un poco de vivencia personal, saber, porque es que si no es muy difícil. ¿Cómo yo podía plasmar el personaje que hacía en Ivan-Off si yo no hubiera vivido ciertas cosas en mi vida? No quiere decir que yo esté interpretándome o utilizándome, pero sí que son cosas que sí que me suenan. Buscas esa emoción que dicen las palabras, buscas esa sensación. En el personaje de Ivan-Off interpretaba a un alcohólico, me he pegado mis fiestas como todos, pero no tengo la sensación de la necesidad de beber cada día, de esa paralización de los músculos que tienen los alcohólicos y todo esto en los mismos ensayos hizo ¡plum!, un resorte de este personaje que parecía muy esperpéntico, pero que después era uno de los personajes más cuerdos. Tienen como siempre dos polos los personajes.

P: En la serie “Amar es para siempre” hacías de malo, ¿qué es más fácil hacer de malo o hacer de bueno?

R: Yo cuando enfoco un personaje nunca le veo si es malo o es bueno. Para mí me costó mucho justificarlo. Era un maltratador, y un maltratador tiene mi repulsa absoluta, lo que pasa es que mi labor y mi oficio consiste en intentar hacer el mejor maltratador para que pudiera ser un espejo, para que pudiera ser una herramienta para que mujeres o quien sea detecte cómo actúan este tipo de personajes. Él en sí es una persona también enferma, es una persona que piensa que esa mujer es de su posesión y es una adicción completa hacia ese ser, es completamente destructivo. Tengo que enfocarlo desde ahí, porque saber que tengo que maltratar o pegar a una mujer, lo pienso como Germán y es “Oh”. Me meto en la psicología, si ves “Te doy mis ojos” el trabajo que está haciendo Luís Tosar está enfocado desde la víctima también, él va al psicólogo y escribe “es que cuando la veo me sube algo por aquí que la mataría”. Está hablando desde la enfermedad. Evidentemente, te tienes que coger a ese tipo de patrones para intentar defenderlo. Bruno Ganz cuando interpretó a Hitler en “El Hundimiento”,  iba haciendo el proceso de ensayos, pero dice que el día que le hicieron la prueba de caracterización y se vio con el bigote y con todo se miró en el espejo y se puso a llorar. Yo intenté llevarlo a la mejor forma que podía actuar un tipo de estas características que es muy sibilino con los amigos, con todo el mundo que envuelve a la mujer y después es el maltrato psicológico continuo y de posesión que puede llegar a la muerte. Mi personaje era bastante trágico, tan trágico como la época que vivía donde las mujeres no tenían ningún tipo de protección y a mí lo que más me aterraba de mi personaje no era mi personaje en sí, era que el padre de ella acaba chivándose. Eso era…Imaginaros que el enemigo está en tu casa. Hoy en día se intenta, se persigue, pero hay mucho machismo todavía, está una cultura muy machista todavía. Queda mucho por hacer.

P: No sólo eres actor si no que también has enseñado a otros a serlo, ¿qué es lo más valioso que les ha trasmitido acerca del mundo de la interpretación?

R: Estamos para servir al arte, para hacer lo mejor por él y esto quiere decir que es una cosa que vamos a compartir con la gente. Intento que sean auténticos, que estén siempre con los pies en el suelo y que se quiten objetivos de fama porque si estás buscando eso, dedícate a ser famoso o a entrar en Gran Hermano. Esto es lo que me pasó a mí, yo llevo muchos años trabajando y nunca he tenido pretensión de ganar ningún premio. Me ha llegado ahora y la verdad es que me ha motivado a seguir, pero nunca he tenido ese enfoque de “yo quiero ser famoso”. Hay gente que a lo mejor sí lo tiene muy claro y dice “Yo quiero ir a Hollywood” y es muy respetable.


P: ¿Hay algún personaje que nunca interpretarías?

R: Siempre que es en la ficción o algo histórico no me importa interpretar a nadie si puedo dar una visión que da el personaje. Si tuviera que hacer de Franco, buscaría ese Franco humano, intentaría justificarlo porque es mi trabajo. Los actores somos abogados, nos dan el personaje y tienes que defender ese personaje de la mejor manera. Hace poco hicieron “Cartas a Eva”, una serie muy buena y que fue muy interesante, cuando Eva Perón vino a España. Era maravilloso el actor que hizo de Franco y la actriz que hizo de Carmen Polo porque le daban una humanidad que era lo que hacía que fuera coherente. Buscar la coherencia es mi deber como intérprete. A mí me contratan y me negaría quizás a algo panfletario, algo que no estuviera justificado dentro del arte. Que no fueran arte, que no estuvieran abiertos.

P: ¿Consigues desconectar completamente de sus personajes o siempre te llevas algo de cada uno?

R: Todos los personajes hay algo que inconscientemente te llevas. Hay algo que quieres rescatar de ellos. Yo por ejemplo de este último personaje me llevaba la humanidad, era un personaje muy humano, muy amante de sus amigos, muy amante de la vida aunque él es una persona completamente destructiva, pero que intenta ayudar a la gente. Cuando hice Lumiere, era muy vital, intentaba alegrar a todo el mundo, por eso se llama Luz. De Federico es alguien que lo ha intentado hacer, pero le ha salido mal. Por lo menos lo ha intentado, ha intentado cambiar, pero no. Sí que es cierto que cuando estás en un personaje tan intenso como el que hice en Ivan-Off, necesitábamos parar de vez en cuando porque el nivel emocional de cada función -tanto yo como sobre todo Raúl Tejón- era bestial y hacíamos dobletes. Acabábamos después de tres meses sin parar en estado de shock porque el cuerpo ha cargado tanta tensión que es un poco agotador. Un actor tiene que ser como un atleta porque sino, no aguantas. Hacer un doblete es la cosa más dura. En la Bella y la Bestia mi número principal duraba 8 minutos, subía y bajaba escaleras, encendía fuego. Teníamos dobletes y la función duraba tres horas. Dentro del arte para mí el actor más cañero, que más trabaja, es el del musical. El esfuerzo que hace físico, de voz y de cuerpo es inigualable. El actor de musical son alguien especial aunque aquí en España está muy mal considerado, no sé por qué, es como si fuera un poco despectivo. Tienes que estar formado en tres disciplinas, cosa que otros dicen “Yo soy actor de cine”.

P: En el verano de 2011 participaste en Microteatro, ¿resulta más complicado trabajar en distancias tan cortas con el público?

R: Microteatro abrió una veda. Gracias a Microteatro, el director de Ivan-Off me vio y me fichó. Yo creo que es una escuela para el actor porque te pone a prueba en pequeña distancia. Tienes que estar con los ruidos de las otras salas y con cada pase el público es diferente. Es un mundo. No os podéis llegar a imaginar lo que puede cambiar de un pase a otro. Por ejemplo, estás haciendo una comedia y el público riéndose y al siguiente pase todos serios. Son seis pases seguidos y te requiere una concentración muy potente. Yo creo que es un training muy potente para el actor, te pone en  la tierra y sobre todo, pone al público en otra órbita. Yo creo que Microteatro ha abierto una forma de hacer el teatro hoy en día. Esto no es un invento de aquí, es un invento argentino ya que en Argentina se hace el teatro en las casas. Si tuviéramos el nivel cultural que tienen en Argentina…Allí, las librerías cierran a las doce de la noche porque viven la Cultura con mucha pasión, como algo propio.Yo vuelvo ahora, en octubre, con una cosa que se va a hacer los martes, será una microserie. Va a estar bien, tiene algo que ver con el musical y los tiempos de ahora. Se va a llamar "Presidente" de Ignacio Gabasa que estará dirigida por él mismo y por Miguel Alcantud. Tiene muy buena pinta. 

P: Una de tus facetas quizás menos conocida es la de cantante, ¿cómo probaste suerte en el mundo de la música?

P: Empecé con dos bandas de rock. Una que se llamaba “Barra libre”, con mi hermano a finales de los 80. Y después tuve otro grupo que se llamaba “El tercer hombre”, como homenaje a la película, y también tuvimos ahí nuestro momento. Hicimos muchos bolos y estuvimos a punto de grabar con una discográfica. Y siempre me ha gustado también el musical, entonces todo se fue uniendo un poco y me fue conduciendo al mundo del musical.
P: Has escrito series para Internet, ¿hay algún factor diferente a la hora de escribir para este medio en vez de para la televisión?

R: Fui el creador, no el guionista. Tuvimos una idea y fue de las primeras series que se hacían para Internet. Ahora parece algo muy común. Se llamaba “El ataque de los zumbas”. Era una locura, super gore, pero creó su impacto. Hacíamos píldoras de cinco o diez minutos. La forma de escribir es la misma, además con el equipo de guionistas, trabajaban igual. Después hice una película donde trabajábamos medio improvisación, medio guión. Y fue una peli muy curiosa en la que yo hacía de terapeuta. Tenía unos pacientes que venían a unas sesiones y ahí pasaban una serie de cosas que eran muy bestias. Estuve asistiendo con unos terapeutas para que me explicaran cómo ejercerlo porque trabajábamos con la improvisación. Yo empezaba “Hola, buenos días. Vamos a empezar la terapia. Me llamo Germán Torres”. Y los actores cada uno con su patología. Ganamos un premio a la Mejor Película en California, o sea que tuvo su momento y sé que en el mundo de la psicología la han visionado. Fue un híbrido entre función e improvisación.

P: ¿También escribes poesía?
R: Uno empieza a escribir poesía en el momento que tiene un desamor. Como la vida te va llevando, cuando te enamoras, escribes. El teatro tiene mucho de poesía, a veces salen solas. Si hay una causa me gusta escribir mucho. Hace poco vinieron los mineros, aquella marcha minera, les escribí un poema de bienvenida porque me parecía una lucha muy honesta y sobre todo un poema homenaje a las mujeres minero. Venía a decir un poco el poema “vosotras que vais maquilladas con el negro de la piedra” […]. No sabéis cómo se pusieron. Eso fue maravilloso, muy bonito. La vida es poesía, hay poesía en todos los lados. Ya que nos la están intentando ocultar, vamos a sacarla a la luz.
P: ¿Cuál dirías que es la situación actual de tu oficio?
P: Hay como un contraste. Hay un resurgir de un talento bestial, está saliendo gente maravillosa, tanto dramaturgos como actores. Yo estoy viendo cosas que me maravillan, el otro día fui a ver “Fuenteovejuna. Ensayo desde la violencia” y me gustó mucho la propuesta que llevaban, porque eran 4 actores, contaban la historia de Fuenteovejuna a través de las acciones, me pareció una propuesta interesante. Después tenemos estos grandes centros del arte (señalando el teatro Valle-Inclán), ha habido veces que se han gastado fortunas en escenografías. Tenemos un Ministro de Cultura que como lo dije en la Unión de Actores, me parece un villano de segunda, es un aniquilador de la cultura y de la educación, no tiene ninguna contemplación. Nosotros vamos a sobrevivir… desde los griegos imaginaos si llevamos siglos sobreviviendo, lo vamos a hacer, pero no nos lo están poniendo fácil. Hay un resurgir y hay una aniquilación, entonces estamos en una lucha continua. Ahora en Francia han bajado el IVA en el cine al 5% y aquí es un desprecio continuo. Si supieran que mucha gente de mi profesión está ahora en ese umbral de la pobreza. No cobramos ensayos, dedicamos todas las horas del mundo, estamos continuamente… como muchas vocaciones, como la de periodista, volcamos todo el amor, queremos ser un espejo de la sociedad. Yo creo y tengo la esperanza de que hay un cambio, todo esto es el viejo mundo y tiene que haber un cambio, porque si no es insostenible y es descorazonador.
P: ¿Quién consideras que ha sido tu mayor apoyo en esta profesión?

R: Nunca me habían hecho esa pregunta (risas). Curiosamente ahora donde más estoy sintiendo las muestras de cariño es en el público. Siempre lo he sentido ya que con Lumiére es un personaje que recuerda mucha gente, marcó una época en los noventa dentro del mundo de los musicales. El apoyo lo notas en el cariño y con Ivan-Off me ha vuelto a pasar, sentir esa sensación de que la gente te agradece tu trabajo. Te apoya y es maravilloso sentir eso porque es cuando cobra sentido esto. No es como ir a un photocall aunque forma parte del trabajo. A mí no es una cosa que me motive, pero sin embargo, ver a la gente… En Ivan-Off mucha gente veías que no miraba, pero era porque le estaba pegando un shock lo que estaba contando la historia. Y que te digan “A mí me ha pasado lo mismo”. O que te digan “Yo nunca he ido al teatro y hoy lo que he visto me ha impactado tanto que quiero volver al teatro”. Eso es un premio, un buen apoyo.

P: ¿Qué te gustaría hacer que no hayas hecho ya?

R: Lo bueno de esta profesión es que cualquier obra nueva es algo que no he hecho nunca. Me gustaría hacer mucho teatro y cine también, evidentemente, pero el teatro es como mi casa. Me gustaría hacer tantas producciones…cualquier Moliére, cualquier Lope de Vega. No hay nada más ilusionado que un actor con un nuevo proyecto. El actor no requiere de grandes pagas ni de grandes premios, lo único que necesita es un poco de aplausos y tener un proyecto con el que seguir. Saber que vas a acabar una obra y empezar otro proyecto que te ilusione.

No hay comentarios:

Publicar un comentario